Coquillage

Hay vestidos que se compran una vez que se quedan en el armario bien porque una vez usados en ese vento que motivó su compra ya no nos sirve, descubrimos que no nos gusta nada u otras miles de situaciones. A mí esto nunca me va a pasar con este vestido de #Onmarouxstyle (cuya página podéis ver aquí).

La primera vez que os lo enseñé fue con un paisaje de fondo digno de una princesa (podéis recordarlo o descubrirlo aquí). Hoy, sin dejar la elegancia de lado, os lo muestro en un versión que bien podría servirnos para una fiesta de verano o como estilismo de invitada -una boda de tarde, una boda en la playa-.Os lo explico:

El vestido de por si dice todo: el color en rosa cuarzo que ya tantas temporadas nos ha acompañado, el corte en volantes desiguales que le da un movimiento y lo hace muy especial. Perfectamente, podríamos haberlo combinado con accesorios negros: un stiletto, una sandalia de tiras... pero ahora que es verano y Lorenzo (de momento) nos acompaña, creo que optar por esta opción era apagar totalmente un outfit que para mí tal y como lo veis desprende frescura.

Por ello, opté por unas sandalias planas de PVC con brillitos y con el detalle de la piedra en el dedo, zapato plano pero no por ello menos elegante.

Siguiendo la máxima de la que os hablaba al principio -de no bajar el look- decidí acompañarlo de mi clutch estilo Faye de Chloé que combina con absolutamente todo.

Como maquillaje sombras en dorados rosas y blancos para dar un brillo a la mirada y como colorete mi labial rosa que usé como colorete para dar jugosidad a las mejillas y conseguir, en conjunto, un efecto glow.

El cabello recogido en un sencillo moño que deja entrever mis preciosos pendientes en forma de estrella de mar y el complemento a partir del cual surgió este look: mi collar de conchas DIY.

Espero que os hayan gustado las fotos que me hizo mi amiga bloggera Alejandra de Kiwi&Lemon Blog (tenéis el enlace directo a su blog aquí) y a la que también podéis seguir en Redes Sociales.

Feliz domingo.