Pailletes.

Estado de enfado y melancolía; lágrimas de rabia e impotencia que se eternizaban en su almohada, fruto de una noche de insomnio. Había guardado el móvil en el fondo del último cajón de su mesilla de noche para obstaculizar la tentación de llamar y pedir perdón cuando ella no tenía la culpa de lo ocurrido. Al menos, no toda.

La discusión, de origen estúpido, desembocó en reproches y alguna frase de la que se había arrepentido a segundo siguiente de haberla pronunciado. Invadida por el rencor, y sin pensar, había recogido sus casos y había abandonado la casa.

Cabezota.

…

Pero ella tampoco debería haberse puesto así, por discrepancia de opiniones.

¿Merecía la pena tener razón en un tema tan banal, nimio e insignificante?

Un zumbido. Un sms en el móvil que inspira indulgencia y una cita: una hora y un lugar.

La recoge en su moto, sin desvelar el destino. Protegida en el interior del casco observa el recorrido sospechosamente familiar; un lugar al que no acudían desde hacía años. El lugar del primer beso: un mirador en lo alto de la montaña, desde el que se contemplaban las luces de la ciudad.

Detiene la moto. Se quitan los cascos. Él saca del interior del asiento una manta y la invita a sentarse. Ella trata de articular palabra; él la detiene con un gesto silencioso y la indica, sin palabras, que mire al cielo.

Lluvia de estrellas.

Sin emitir censuras, la rodea con su brazo, la cobija y mece contra su pecho.

Brillos, brillos, brillos.

Suena la canción de Abba, Dancing Queen.

Con este vestido es muy difícil no ser la reina de la fiesta. Me siento como una sirena.

Quise huir de la típica combinación con rojo (la más idónea ya que complementa y, a la vez, amplifica el color) y me decanté por el combo nude, dorado, negro. El toque rockero lo ponen los salones inspirados en los spikes Louboutin. Sin duda, me pondría una perfecto de cuero negro por encima.

Como complementos unos aros dorados de B&L y un anillo en forma de clavo, inspirado en el clé de Cartier, siguiendo esa esencia rockera. Como bolso, me hubiese decantado por un clutch dorado.

El maquillaje muy brillante: ojos dorados –en estas fechas acudo a los pigmentos- y labios en tono soft. Para que destaque el pigmento dorado en una piel tan blanca como la mía, es mejor, tras aplicar la base y los polvos translúcidos, un poco de polvo bronceador además de remarcar la línea de pestañas en negro con eyeliner –aunque yo esta vez he utilizado un lápiz kahal-. En las uñas, también en tonos suaves, una combinación de dos esmaltes: uno mate y uno glitter. Para el peinado, un faux bob.   

Vestido / dress: H&M (NT)

Zapatos / Shoes: Feria.

Anillo / Ring: deliux (local store)