Igual que el lenguaje de los abanicos, las flores tienen otro código -llamado florriografía- que desde la época victoriana se ha seguido utilizando a lo largo de la historia. Por un lado, las combinaciones de colores de las mismas; y por el otro, el simbolismo de la flor en sí misma, de la que voy a descrifaros el significado de mis favoritas: Amapola Roja: Placer; Camelia: "te querré siempre"; Margarita blanca: se utiliza para seducir a la persona amada; Peonía rosa: te quiero pero soy demasiado tímido para decírtelo; y la Orquídea: Una belleza.
Cuando estuve en París en el mes de Marzo me quedó pendiente visitar el "Marché aux fleurs" o mercado de las flores pero si pude admirar las floristerías que llenan cada esquina de la ciudad de explosiones de color.
Cómo esta, sita en el lugar donde vivo, Margarita Floristería, que nos abrió sus puertas para hacer esta preciosa sesión que se ha convertido en una de mis favoritas.
En esta ocasión os muestro un look que perfectamente podría ser de invitada de boda creado a partir de un vestido largo de estampado de topos en blanco y negro que por sí solo dice todo y no necesita más accesorios.
Siguiendo la tendencia que ha rescatado Jaquemus en la pasarela opté por escoger un sombrero San Cosmeiro, típico del traje regional de Noia -A Coruña-, tan nuestro, tan antiguo y a la par, tan a la moda actualmente. Coruñesa como soy, de nacimiento, no puede gustarme más este pequeño guiño a mi tierra.
En cuanto a los zapatos opté unos stillettos negros para crear un efecto óptimo de mayor longitud de las piernas que se dejan entrever por la abertura tan sensual del vestido.
Para el maquillaje, esta vez un smokey en tonos tierra -marrones y un toque de negro para crear profundidad- y labios y colorete en color teja y naranja, marcando bien el pómulo tal y como marca la tendencia de esta temporada primavera verano 2018.
Espero que os gusten tanto como a mí las fotos de Alba.
Feliz domingo.
Vestido / dress: N de Nube
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