Très dolce.

Creo que ni mi abuela Juliette, ni madame marquesa hubieran podido llegar a imaginar que aquél pañuelo verde fuese a convertirse en un punto de partida de un blog (aquí); y yo, por mi parte, nunca podría llegar a imaginar que seguiría abierto después de dos años.
No es la primera vez que se me ha pasado por la cabeza abandonar, cerrarlo... A veces te levantas y dices ¿para qué? pero, luego, pienso en lo que me ha aportado -en que es mi forma de desconexión, en los lazos que me ha ayudado a estrechar, los sitios que me ha llevado a descubrir y las personas que he llegado a conocer-, los pequeños logros que poco a poco van llegando.
Y todo ello no podría haber sido sin vosotr@s, mi pequeño, pero mi grupo de lectores, que cada domingo os conectáis a esta ventana a mi pequeño mundo.
Y sólo puedo dar gracias.
Y como mi punto de partida, en este segundo aniversario, tal y como hice en el primero (aquí), no podía dejar de mostraros nuevamente una versión con ese pedacito de tela verde que encierra tanta historia y, para mí, tan cargado de simbolismo.
Cuando Rosa (de la que ya os he hablado en varias ocasiones y cuyas prendas os he enseñado por aquí a lo largo de estos dos años) me enseñó este vestido de estampado de limones, ya en el mes de abril, supe que sería el protagonista de este blog de una manera especial. Pero... ¿de qué manera integrar el pañuelo?. El estampado de limones, tendencia llevada a las pasarelas por D&G para este verano de 2016, me dio la solución: me lo até en la cabeza a modo de bandana. Para no desentonar y que ambas prendas fuesen el foco de atención, seguí las tonalidades del vestido, dando mucha luz, gracias al mi bandolera Palermo y mis bailarinas estilo Melissa que ya pudistéis ver también en otro post (aquí).
Como maquillaje, un smokey en tonos verdes y tierra.
Lo único que faltaba para ser un verdadero look de D&G eran sus míticas gafas de gato :)
Espero que os guste.
Feliz domingo.