Camouflage


                          

El día había amanecido apagado, con un sol mortecino y carente de toda fuerza, oscurecido por los aviones que sobrevolaban el cielo de la capital, atravesando el sonido de las sirenas que advertían de su llegada y el  estruendo del paso de los tanques sobre el adoquinado.
Juliette, observaba la calle escondida tras las cortinas. El olor a patata cocida que salía de la cocina la envolvía y casi revolvía el estómago. Patata, patata, patata. Siempre patata. Trancurrían los años de la postguerra y el alimento escaseaba. Todos los campos habían sido saqueados por los soldados, tanto del bando rebelde como por parte del bando contrario.
Bendijeron la mesa, los platos de los niños lo más llenos posible, los de sus progenitores más vacíos que rebosante. Cucharadas lentas, con poca cantidad, y tiempo para saborear.
De repente, la puerta cayó al suelo, entre polvo, astillas y bisagras. Cinco hombres con trajes militares penetraron en la habitación, con el paso firme de sus botas resonando en el parqué, y los hicieron levantarse entre gritos y órdenes. 
Juliette apenas pudo entender nada del contenido de la breve conversación que mantuvieron aquellos hombres con su padre. Su madre la empujó hacia su habitación y paralizada al lado de la cama, vio como su madre colocaba sin ton ni son prendas dentro  una maleta, cuando siempre que preparaba una las doblaba de forma meticulosa y sin arrugas.
Dejaron la casa, los hombres sentados en la mesa que instantes antes su familia ocupaba y caminaron entre las sombras, con las zapatillas de casa aún puestas, en dirección a casa de sus tías para que los acogiesen. 
Mientras tía Manola la arropaba, Juliette no podía dejar de ver el estampado de camuflaje de los trajes de aquellos extraños que ahora ocupaban su hogar.
Siempre me han dicho que el azul marino y el negro no casaban. Sin embargo esta temporada se ha roto esta regla y parece que ambas tonalidades nacieron para emparejarse. El outfit de hoy, muy casual, consta de una falda de polipiel adquirida en las rebajas, un jersey calado en tono blanco y unos zapatos de salón que imitan la piel de cocodrilo. Perfecto para un cumpleaños en una tarde de agosto de un verano gallego. Como contrapunto, un bolso de estampado militar, cuya forma imita al famoso birkin de Hèrmes en tonos verdes, grises y blancos, que enlazan con el jersey. 



                                                    




Falda/Skirt: Zara (sales)
Jersey/sweater: H&M (a/w 2013)
zapatos/shoes: Zara (a/w 2013) 
bolso/bag: Dadá  (a/w 2014)


2 comentarios:

  1. Que mona patri!!! me encanta el conjunto y esa falda es una divinidad, estas muy guapa :)

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  2. Muy guapa Patricia, eres como una muñequita.Ideales los zapatos
    Un beso
    Gema
    http://brujuladeestilo.blogspot.com

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